INDICE
GRÁFICO DEL EREMITORIO CAPUCHINO
INTRODUCCIÓN:
Breve historia
QUÉ ES EL EREMITORIO
DIMENSIÓN “AD INTRA”
LA VIDA DE FRATERNIDAD
Sencillez y
austeridad de vida.
Alegría franciscana.
Comunicación
fraterna.
Servicios fraternos.
Fraternidad abierta a
todos.
LA VIDA DE ORACIÓN
Intensa oración.
Oración franciscana,
Liturgia franciscana,
Oración mariana.
Silencio franciscano.
ASPECTOS
GENERALES
Economía fraterna.
Alimentación.
Medios de
Comunicación Social.
DIMENSIÓN “AD EXTRA”
QUÉ OFRECEMOS…
Apostolado de la
oración.
Un nuevo estilo de vida abierto y al
servicio a todos.
Unos días diferentes y especiales de
experiencia y de formación.
APÉNDICE:
Horario del Eremitorio,
en Montehano.
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INTRODUCCIÓN: Breve historia
En
el “IX Encuentro de Superiores Locales de la
CIC”, tenido en Manresa, el 20 octubre de año
2000, el Hno. Rufino María Grández, , expuso el
tema: “Fraternidades
de oración en la Orden”.
Durante el diálogo posterior a la ponencia, el
Hno. Pedro Enrique Rivera tuvo la idea, tal vez
inspirada por el Señor, de unir: fraternidad
orante y pastoral vocacional; dando origen así
al proyecto “fraternidad de oración vocacional”.
Cuya alma y vida sería: Fray Carmelo de la
Punta.
Así
nació la idea del Eremitorio Vocacional “Fray
Carmelito”.
El
proyecto se presentó por primera vez, para su
aprobación, en el Capítulo Provincial de la
Provincia de Valencia del año 2002, pero fue
rechazado. Se presentó por segunda vez, durante
el Capítulo Provincial del 2005; y tras la
intervención favorable del Hno. Enrique Juan
Seguí, Ministro Provincial por un día, se
aprobó, era el miércoles 6 abril 2005, con la
siguiente propuesta capitular: "Créese el
eremitorio vocacional "Fray Carmelito", según el
proyecto presentado”
A lo largo de estos años han sido varios los
hermanos, como Antonio Miguel Trujillo y José
María Sanz, interesados en vivir este proyecto,
pero por diversos motivos no ha podido ser. El
pasado, 31 Octubre 2009, el Hno. Ismael Picó, se
unió al Proyecto con ilusión y mucha oración.
Durante el periodo de
preparación a la unificación de cuatro
provincias capuchinas de la CIC., concretamente
en la primera Asamblea General de todos los
Hermanos, celebrada el día 22 de diciembre de
2009 y que versaba sobre la vida fraterna, se
presentó dicho proyecto, el cual fue aprobado
por los hermanos, dando luz verde a su creación
tras la unificación de las cuatro provincias.
Sin embargo se exigió se suprimiese el
término "vocacional", para evitar confusión e
injerencia en la pastoral juvenil vocacional,
quedando así la redacción del texto aprobado:
“Se realizará un proyecto de eremitorio
dotándole de una fraternidad permanente que
acoja y acompañe a laicos y religiosos, según el
estilo que San Francisco propone en la Regla de
los eremitorios: un lugar de silencio y
contemplación, de escucha de la Palabra y
acogida de la Gracia. Todos los hermanos están
invitados a participar en esta experiencia
temporalmente para compartir un ritmo de oración
exigente, la vida en común y el trabajo manual.”
Finalmente, en el “Encuentro para menores de 65
años”, tenido en El Pardo, durante los días 7 y
8 noviembre 2010, con gran alegría, para quienes
creemos en este proyecto, manifestaron su
interés por conocer el Proyecto, los hermanos,
Joseba X. Echenique, Demetrio Lázaro, Jesús
Lucas Rodríguez, Francisco Luzón, Fernando
Rodríguez , Miguel Andreo y posteriormente
Alfonso Pey. Así que todos juntos, y con total
libertad fraterna, reflexionamos sobre el
proyecto de la fraternidad del Eremitorio,
delineándolo mejor, para que en el momento
oportuno presentarlo a los nuevos superiores
según indican nuestras Constituciones en los
números 76,2; 146,1
Los hermanos de la
fraternidad del Eremitorio serán propuestos
directa y exclusivamente por los Superiores,
tras previa petición personal de pertenecer a
dicha fraternidad, Lo ideal sería una
fraternidad de, al menos, 3 ó 4 hermanos.
QUÉ ES EL EREMITORIO
Es una fraternidad
que prioriza la dimensión contemplativa con una
vida de profunda e intensa oración. Siendo,
además, su principal apostolado el testimonio de
la vida fraterna. No se pretende la vuelta a los
orígenes eremíticos-anacoretas. Pero sí estamos
convencidos de la necesidad y del valor de la
dimensión orante-contemplativa del carisma
capuchino, adecuadamente renovada y actualizada.
“Siguiendo sus huellas
(Francisco),
esforcémonos en dar prioridad a la vida de
oración, principalmente la contemplativa...”
(Const. 4,3)
Característica fundamental
del eremitorio renovado y actualizado es
la de ser también una
fraternidad “abierta y al servicio” de todos,
donde “parar y recargar las pilas” humana,
espiritual y vocacionalmente.
El estilo de vida de esta
fraternidad eremítica se toma del espíritu del
Reglamento para los eremitorios (Rer) de
San Francisco, aunque lógicamente actualizado.
“1.
Aquellos que quieren permanecer retirados en los
eremitorios sean tres hermanos o, a los más,
cuatro. Dos de ellos sean madres y tengan dos
hijos o, al menos, uno.
2. Estos dos, que hacen
de madres, lleven la vida de Marta y los dos
hijos lleven la vida de María (cf. Lc 10,
38-42). Y tengan un recinto, en el cual cada uno
tendrá su celdita donde orar y dormir.
3. Recen siempre las
completas del día después de la puesta del sol,
y (a partir de esa hora) procuren guardar
silencio.
4. Y recen sus horas. Y,
al levantarse por la mañana, lo primero
busquen el reino de Dios y su justicia (Lc 12,
31). Y recen prima a la hora conveniente.
5. Después de tercia
rompan el silencio y puedan hablar con sus
madres e ir a ellas. Y, cuando les agrade,
puedan pedirles limosna por amor del Señor Dios,
como pobres pequeñuelos.
6. Después recen sexta y
nona, y recen vísperas a la hora conveniente.
7. Y en el recinto donde
moran no permitan entrar a ninguna persona ni
coman en él.
8. Los hermanos que son
madres procuren mantenerse lejos de toda persona
y, conforme a lo dispuesto por su ministro,
protejan a sus hijos de la gente, de tal forma
que nadie pueda hablar con ellos.
9. Y los hijos no hablen
con persona alguna, si no es con sus madres y
con su ministro y custodio, cuando éste tuviera
a bien visitarlos con la bendición de Dios.
10. Pero los hijos han
de asumir de tiempo en tiempo el oficio de
madres, alternando por turno según les haya
parecido bien disponer.
Procuren
cumplir todo lo arriba dicho con exactitud y
cuidado”.
Desde el tiempo de San
Francisco la experiencia eremítica es una
posibilidad dentro de nuestra vida franciscana.
Pero también aparece en numerosos documentos
capuchinos en donde se valora y anima la
creación de fraternidades dedicadas
fundamentalmente a orar y ofrecer un ambiente
orante a los hermanos. Algunos documentos
significativos.
w
En las Constituciones de
1990, en el número 56, se habla de la utilidad
de promover fraternidades de retiro y de
contemplación dejando abierto el estilo según
Dios inspire:
“56,
1. Toda fraternidad debe ser verdaderamente
una fraternidad orante. Para ello es útil
promover, según la multiforme gracia de Dios,
tanto en las provincias como en las regiones,
fraternidades de retiro y de contemplación, en
las que los hermanos puedan dedicarse durante
algún tiempo al espíritu y a la vida de oración,
conforme Dios les inspire.
2. Estos hermanos, en
comunión con la fraternidad provincial,
recuerden lo que escribió san Francisco para los
que quieren vivir religiosamente en los
eremitorios.
3. Al Capítulo
provincial o a las Conferencias de superiores
mayores corresponderá decidir sobre la
oportunidad de tales fraternidades y dar normas
para su régimen”.
w
El Primer Consejo Plenario
de la Orden (Quito 1971), en el número 39,
recomienda encarecidamente las fraternidades
contemplativas:
“39.
Puesto que, conforme a los números 12, 40 y 155
de las Constituciones, los hermanos han de
procurar unir siempre la oración y el trabajo, y
para que les sea posible acogerse a una casa de
retiro según la mente de las Constituciones,
número 42, el Consejo Plenario recomienda además
encarecidamente que haya fraternidades
contemplativas en las que los hermanos puedan
entregarse exclusivamente a la intimidad con el
Señor todo el tiempo que a ellos les pareciere
necesario en el Señor”.
w
El Segundo Consejo Plenario
Orden (Taizé 1973), en el número 25, resalta la
utilidad de las fraternidades contemplativas y
recoge incluso el éxito de algunas:
“25.
Toda fraternidad ha de ser de verdad
fraternidad orante. Para mejor lograrlo es útil
promover las fraternidades de retiro y de
contemplación, siempre que se haga con criterios
sanos. Es lo que ya se está llevando a cabo con
éxito en algunas provincias (De religiosa
habitatione in eremo; Const. 62; C.P.O. Quito,
II B, 20)”
w
El Quinto Consejo Plenario
Orden (Garibaldi 1986), en los números 4 y 11,
habla del nuevo eremitismo y de la necesidad de
promoverlo:
“4.
...Constatamos con gozo el surgimiento de muchas
formas nuevas, que se esfuerzan por responder a
la exigencia del hombre hacia la Trascendencia:
desierto y centros de espiritualidad, nuevo
eremitismo, apertura de los laicos a la vida
contemplativa...
11. Es necesario
promover casas de oración y eremitorios para
animar nuestra vida contemplativa (Const. 56,1)
y para ayudar a quienes se encaminan hacia una
contemplación adaptada a las diversas
condiciones”.
w
El Séptimo Consejo Plenario
Orden (Asís 2004), en el número 31, habla de la
formación para la contemplación:
“31. Ya
que el camino de la minoridad no es un camino
natural que se elige espontáneamente, las
fraternidades y los hermanos necesitan una
formación permanente para adquirir y mantener un
espíritu de servicio y de minoridad, que se
nutre de la oración y de la contemplación. Es
esencial desarrollar una mirada contemplativa,
especialmente a través del ejercicio comunitario
de la oración silenciosa.
El camino de
los primeros capuchinos hacia la periferia fue
también el camino hacia la contemplación y el
silencio abierto al mundo. El hermano menor es
el que contempla sobre todo a un Dios que se
hace menor en el pesebre, en la cruz y en la
Eucaristía; y que jamás pierde de vista a las
hermanas y hermano— sobre todo a los más pobres—
y a toda la creación.
El eremitorio,
que para los primeros capuchinos siempre se
situaba en los confines de la ciudad, no es el
lugar para desviar la mirada, sino para tener
una visión más amplia de la realidad,
contemplada a partir de Dios y desde los pobres.
Por tanto, deseamos promover una
contemplación franciscano-capuchina:
• que,
siguiendo la tradición de Francisco, contemple
la minoridad de Dios como paradigma pedagógico
en la evangelización;
• que surja de
la realidad y nos lleve a la acción (amor
compasivo y compasión internacional);
• que en vez
de hablar, sea el lugar donde escuchar a Dios en
el Evangelio y en los pobres.
Por eso
actuemos de modo que:
• la animación
de la formación permanente ayude humildemente a
reconocer la necesidad de aprender de nuevo el
camino de la contemplación;
• cada
Conferencia de la Orden cree un espacio para el
conocimiento, la práctica y el amor por la
contemplación franciscana;
• en el
capítulo local se hable sobre el uso del tiempo
y de las actividades que puedan eliminarse para
tener el tiempo necesario para la oración
contemplativa;
• según
nuestra tradición, se prefiera la meditación
sobre los misterios de la encarnación y de la
cruz.
• las
experiencias eremíticas no han de reforzar en
nosotros un estilo de vida monástica, sino que
sean sobre todo un caminar hacia la mirada
contemplativa en medio del mundo”.
DIMENSIÓN “AD INTRA”
Sencillez y
austeridad de vida:
El estilo de vida tiene que
ser exigente y visible, y debe reflejarse en lo
cotidiano, por ejemplo, la comida, el
mobiliario, el vestir, etc., de una forma real y
efectiva, pues representa la imagen de la
fraternidad.
Veamos algunos textos sobre:
* La sencillez de nuestra
vida:
“La pobreza exige un
modo sobrio y sencillo de vida, por ejemplo en
el vestido, en la comida, en la vivienda...”
(Const. 60,4).
* La austeridad de nuestra
vida:
- “Siguiendo sus huellas
(Francisco),
esforcémonos... en ofrecer ejemplo de vida
austera y penitencia alegre por amor a la cruz
del Señor...” (Const. 4,3).
- “1.
Llamados a seguir el camino evangélico de la
pobreza, acostumbrémonos a padecer escasez, a
ejemplo de Cristo y teniendo presente que san
Francisco quiso ser tan pobre que, despojado de
todos los bienes materiales y de los lazos del
corazón, se entregó totalmente en manos del
Padre que cuida de nosotros.
2. Y no queramos ser del
número de los falsos pobres, que desean ser
pobres pero a condición de que no les falte
nada” (Const. 74,1-2; Cfr. Const.
102,2).
Alegría franciscana:
El estilo de vida de nuestra fraternidad debe de
ser positivo, optimista, encauzado a buscar y
desarrollar todo lo bueno que hay en la persona.
Y todo ello con nuestra característica de
alegría franciscana.
“Confiando por encima de
todo en la providencia del Padre, vayamos por el
mundo con tal esperanza y franciscana alegría
que se fortifique así la confianza de nuestros
contemporáneos”
(Const. 100,1; Cfr. Const. 98,4).
Comunicación
fraterna: En la
medida de lo posible se tiene que favorecer una
profunda y espontánea comunicación fraterna
entre todos los hermanos de la fraternidad,
tanto en la oración como en los encuentros de
reflexión, discernimiento y estudio comunitario;
creamos así una autoformación permanente
compartida.
- “Fomentemos el
diálogo, entre nosotros, intercambiando
confiadamente las experiencias y manifestándonos
las necesidades. Además, estemos todos
penetrados del espíritu de fraterna comprensión
y sincero aprecio”
(Const. 84,2).
- “Recibamos con caridad
fraterna y corazón alegre a todos los hermanos
que vienen a nuestras casas”
(Const. 92,1).
Servicios fraternos:
Todos los hermanos tienen que colaborar
activamente en los distintos servicios
domésticos, y en el cuidado de la casa, con el
fin de crear un ambiente agradable y acogedor,
que nace de la corresponsabilidad.
“Ayúdense todos
mutuamente, según los dones dados a cada uno,
incluso en los servicios que se deben prestar
diariamente en nuestras casas”
(Const. 84,6).
Fraternidad abierta a
todos: Hermanos
y laicos, que deseen un periodo de encuentro en
la oración y en la soledad con Dios. Adaptándose
y participando, en el ritmo de la fraternidad.
“Pueden ser admitidos en
la fraternidad seglares que deseen compartir más
íntimamente nuestra vida, ya sea en la oración o
en la convivencia fraterna y en el apostolado”
(Const. 89,2).
Intensa
oración: Un
ritmo de oración intenso a lo largo de todo el
día, basado prioritariamente en la celebración
de la Liturgia de las Horas y en encuentros de
oración contemplativa y compartida. Y como
momento principal del día, la celebración
fraterna de la Eucaristía.
* La oración en general:
Para San
Francisco la oración y devoción tiene que ser
lo primero y más importante:
“Los hermanos a quienes el Señor ha dado la
gracia de trabajar, trabajen fiel y devotamente,
de tal suerte que, desechando la ociosidad,
enemiga del alma, no apaguen el espíritu de la
santa oración y devoción, al cual las demás
cosas temporales deben servir.” (RB 5)
“6. Consagrados más
íntimamente al servicio de Dios por medio de la
profesión de los consejos evangélicos,
esforcémonos con libertad de espíritu en vivir
fiel y constantemente esta vida de oración.
7. Por consiguiente,
cultivemos con el máximo empeño el espíritu de
la santa oración y devoción, al cual las demás
cosas temporales deben servir, de tal modo que
nos convirtamos en auténticos seguidores de san
Francisco, que pareció más que un orante uno
todo oración” (Const. 46, 6-7; Cfr.
Const. 4,3; 13,1; 52,1-6).
* La liturgia en general:
“Tengamos, por
consiguiente, en máximo aprecio el misterio de
la Eucaristía y el Oficio divino, que san
Francisco quiso que informaran toda la vida de
la Fraternidad”
(Const. 47,2).
Para la celebración de la
Liturgia de las Horas podemos ver también los
textos:
“Por lo tanto, reúnase a
diario toda la fraternidad, en el nombre de
Cristo, para celebrar en común la Liturgia de
las Horas...”
(Const. 50,2)
“Cada día todas las
fraternidades de la Provincia deben congregarse
en nombre de Cristo para celebrar la Liturgia de
las Horas en común (Const. 50,2)...”
Y sobre la Eucaristía este
texto:
“Para poner mejor de
manifiesto que, en la fracción del pan
eucarístico, somos elevados a la comunión con
Cristo y entre nosotros, celébrese todos los
días en nuestras fraternidades la misa de
comunidad...”
(Const. 48,2)
Oración franciscana,
que se caracteriza especialmente por ser
afectiva y creativa. Toda experiencia de
oración, bien sea litúrgica, individual o
compartida, tiene que estar impregnada de la
sensibilidad y del carisma franciscano.
“La oración franciscana
es afectiva, es decir, oración del corazón, que
nos conduce a la íntima experiencia de Dios.
Cuando contemplamos a Dios, sumo bien, de quien
procede todo bien, deben brotar de nuestros
corazones la adoración, la acción de gracias, la
admiración y la alabanza”
(Const. 46,6; Cfr. 46,1-7).
Liturgia franciscana,
que compagine la fidelidad y amor a la Iglesia
con la creatividad y afectividad franciscana. Y
como signo externo de nuestra consagración
franciscana al Señor, llevaremos el hábito
capuchino durante los momentos de oración común
y celebración litúrgica.
Oración mariana.
Toda nuestra oración fraterna tiene que estar
impregnada de un sentimiento y amor mariano,
sobre todo conociendo el valor central de la
Virgen María en la espiritualidad franciscana, y
en especial en nuestra Provincia capuchina de
España, bajo la advocación de la Madre del
Divino Pastor o Divina Pastora.
“Honremos de forma
particular, sobre todo con el culto litúrgico y
el rezo del rosario, a la Virgen María Madre de
Dios, concebida sin pecado, hija y esclava del
Padre, madre del Hijo y esposa del Espíritu
Santo, hecha Iglesia, en expresión de san
Francisco, y propaguemos su devoción en el
pueblo. Ella es, en efecto, nuestra madre y
abogada, patrona de nuestra Orden, partícipe de
la pobreza y pasión de su Hijo y, como enseña la
experiencia, camino para alcanzar el espíritu de
Cristo pobre y crucificado”
(Const. 54,3).
Silencio franciscano.
Es aconsejable crear un verdadero clima de
silencio y de recogimiento, especialmente en los
momentos de oración y celebración litúrgica, de
retiros y cursillos. Esto facilitará la oración
y el trabajo, sin caer, por ello en el mutismo
ni en el aislamiento.
“1.
El silencio, que es guarda fiel del espíritu
interior y viene exigido por la caridad en la
vida común, sea tenido en gran estima en todas
nuestras fraternidades para tutelar la vida de
oración, de estudio y de reflexión.
2. Corresponde al
Capítulo local velar por el ambiente de oración
y recogimiento en nuestras fraternidades,
evitando cuanto lo comprometa” (Const.
57,1-2).
Economía
fraterna.
Nuestra vida tiene que sustentarse con el
trabajo de los hermanos y con la caridad de los
demás. Se vivirá con sencillez y austeridad,
pues existen necesidades que hay que cubrir. Los
ingresos económicos vendrán de: los trabajos
remunerados, los donativos, la pensión de la
Seguridad Social, si alguno la tiene, las
intenciones de misas, etc. más ayuda en caso de
necesidad, por parte de la economía de la
Provincia.
“El trabajo es el medio
fundamental de nuestra subsistencia y de la
práctica de la caridad con los demás hombres,
sobre todo cuando compartimos con ellos el fruto
de nuestro trabajo”
(Const. 76,1).
“A fin de hacer más
fecunda para nosotros y para los demás la gracia
del trabajo, procuremos conservar el carácter
comunitario dentro de la variedad de
actividades, dispuestos a ayudarnos mutuamente
trabajando en equipo, con lo que también
progresaremos en la conversión del corazón”
(Const. 77,4; Cfr. Const.
76,3; 84,6).
Alimentación.
Nuestra comida, siendo la necesaria y la
adecuada, tiene que sobresalir por la sencillez
y la austeridad; a semejanza de las familias
necesitadas, tiene que provenir principalmente
de nuestro trabajo y de la “Mesa del Señor”.
“3.
Adquiramos, sobre todo con nuestro propio
trabajo, los medios y recursos necesarios para
la vida y el apostolado.
4. A
falta de dichos recursos, recurramos
confiadamente a la mesa del Señor, respetando
las disposiciones de la Iglesia universal y
particular; de tal manera, sin embargo, que, a
la vez que pedimos limosna a los hombres, les
demos testimonio de pobreza, fraternidad y
alegría”
(Const. 63,3-4).
Medios Comunicación Social: A tenor de
lo establecido en las Constituciones como
Comunidad Eremítica, creemos conveniente
delimitar personalmente el uso de los Medios de
Comunicación Social. a un máximo de dos horas al
día, centrado especialmente en lo informativo,
para no apagar el espíritu de la santa oración,
ni el encuentro fraterno.
“7. Los hermanos dispongan de los medios
necesarios para desempeñar sus tareas sin
quebranto de la vida fraterna y teniendo en
cuenta nuestra vocación franciscano
capuchina.”(Cont.153,7.)
DIMENSIÓN “AD EXTRA”
Apostolado de la
oración.
La vida del eremitorio tiene una clara
faceta apostólica: escuela de oración, en su
dimensión de encuentro personal y fraterno con
Dios, tanto para los hermanos como para los
laicos. Especialmente a los jóvenes se les
ofrecerá la “aventura de conocer más y mejor a
Jesús” por medio de experiencias de oración
(métodos y praxis), días de desierto, vigilias,
oraciones compartidas, etc.
“Cultivemos con sumo
interés en el pueblo de Dios el espíritu y la
promoción de la oración, sobre todo la interior,
ya que éste fue, desde los comienzos, un carisma
de nuestra Fraternidad de Capuchinos y, como
atestigua la historia, el principio de la
auténtica renovación”
(Const. 53,6; Cfr. Const.
13, 1-5).
Un nuevo estilo de vida abierto y al
servicio de todos. En esto
consistiría el estilo renovado y actualizado del
nuevo Eremitorio Capuchino. No queremos una
fraternidad en actitud cerrada e interesada sólo
para los hermanos que la componen, sino al
contrario, abierta y al servicio de todos los
hermanos y los laicos que quieran acercarse al
eremitorio, bien individualmente, compartiendo,
de manera más intensa, nuestra vida durante un
tiempo; o en grupos pequeños, conviviendo
durante un fin de semana u otros días con
nosotros.
Unos días diferentes y especiales de
oración y de formación. El eremitorio es una
fraternidad que acoge y acompaña a laicos y
religiosos en su proceso de maduración y
crecimiento personal. Organizando para ello,
bien el mismo eremitorio o bien las diversas
Comisiones provinciales, algunos cursillos,
retiros, encuentros, convivencias formativas y
experienciales. Queremos ofrecer la posibilidad
de vivir unos días diferentes y especiales,
donde “parar y recargar las
pilas” humana, espiritual y vocacionalmente. Creemos
que el eremitorio puede ser un buen medio para
conseguirlo, o por lo menos ayudar a ello.
“23. Existen temas que llamaría
“obligatorios” para afrontar con regularidad en
los varios programas de formación permanente.
(…) Esto vale también para nuestra vida de
oración, tanto para la comunitaria como para la
oración mental. De tanto en tanto un buen
curso, con algo de ejercicios prácticos, sobre
oración contemplativa no daña. Más bien, es
oportuno recordar aquí la afirmación de nuestras
Constituciones: “La oración mental es la maestra
espiritual de los hermanos (...)” (Const
52, 6). Lo mismo
hay que decir de la Palabra de Dios ¡tan rica en
lecturas y propuestas! Pero es necesario que
cada tanto se nos permita acceder a estos
tesoros mediante nuevas y competentes
aproximaciones, profundizando especialmente en
la Lectio divina.” (“Apuntes sobre la
formación permanente”, en Carta Circular a la
Orden, 2010)
(Nota: Durante la experiencia en Montehano,
lo vivimos fielmente)
HORARIO
EREMITORIO
La vida y actividad de los hermanos del
Eremitorio, en Montehano.
Lunes a viernes.
- Por las mañanas: trabajo en el
convento.
- Por las tardes: reuniones, oración
y estudio.
Sábados y Domingos.
- Colaboración en las actividades pastorales de
la fraternidad.
|
16,30 h. a 18,30 h. |
18,30 h. a 20,30 h. |
Lunes
|
Reunión: Proyecto y Materiales |
Oración y estudio personal |
Martes
|
Oración: Métodos de oración |
Oración y estudio personal |
Miércoles
|
Oración y estudio personal |
Jueves
|
Oración: “Adoración”, por todos y/o
turnos |
Viernes
|
Meditación: “Lectio Divina” |
Oración y estudio personal |
- Los días 27 de cada mes: Oración en el
“Espíritu de Asís” por la Paz.
- Un día al mes de Retiro: Desierto y Revisión
de Vida.
Los Hermanos del Eremitorio Capuchino, en
Montehano, a 21 noviembre 2011
Ismael Picó, Francisco Moro, Demetrio Lázaro,
Pedro Enrique Rivera y Fernando Rodríguez
|