Hasta aquí hemos visto,
aunque de forma muy resumida, cuales son
los fundamentos de la
vocación
cristiana, que como es 1ógico no se
puede vivir en abstracto
sino de forma concreta, o
sea, no podemos decir que somos
cristianos en general, en teoría, sin
vivirlo de alguna manera personal. Esto
es lo que llamamos las vocaciones
particulares, entre las cuales cada uno
de nosotros debe elegir la
suya, la que cree que Dios le llama para
realizar en su vida el ideal cristiano.
Estas vocaciones específicas o estados
de vida dentro de la Iglesia son:
Matrimonio, Laico Consagrado, Sacerdocio
y Vida Religiosa. A
continuaci6n veremos las características
principales de cada una de ellas.
Pero en este momento de nuestro camino
vocacional viene una serie de preguntas
que todos tenemos que hacemos tarde o
temprano en nuestra vida, si de verdad
queremos vivirla plenamente y además
queremos que Dios cuente en ella, que
sea Él quien me diga lo que quiere de
mi: ¿dónde?, ¿cómo?, ¿ por qué?
Cada una de estas preguntas están
referidas a la búsqueda de la propia
vocación. Y por lo tanto las respuestas
son total y absolutamente personales,
libres y sinceras. Pues lo que está en
juego es la propia vida, la propia
vocación y la propia felicidad. Se que
con estas preguntas te he complicado un
poco la vida, ya te lo dije al
principio, pero se que eres lo
suficientemente capaz para darles unas
respuestas acertadas. ¡Ánimo y adelante!
Reflexión y
diálogo:
¿Te has hecho alguna
vez estas tres
preguntas?
El discernimiento
ayuda a dar
respuesta, ¿te
animas a comenzarlo?
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