Bueno, amigo, hemos llegado juntos al último panel
de esta catequesis vocacional y
terminamos con unos de los paneles más
significativos de todos. Espero que
descubras el mensaje “escondido”.
Estoy seguro que unas de las mayores alegrías de
un cristiano es poder decir un día:
Gracias, Señor por encontrar mi
vocación. Pero, ¿qué vocación?
Perdona la expresión: no me importa.
Pues eso es cosa tuya y de Dios. Para
mí, como te decía al principio de todo,
lo único importante es que encuentres tu
propia vocación, y que puedas decir,
como el joven del panel, ¡¡Soy
feliz!, porque he encontrado la
forma de ser y vivir mi vida y mi fe
cristiana.
Ese joven, y yo también, y esto es complicarte la
vida, pero ya te advertí que era mi
objetivo, te pregunta ¿Y tú?,
¿has empezado a buscar?, ¿has encontrado
tu vocación?, ¿te has decidido? No seas
cobarde y se valiente, ten mucho
¡¡ANIMO!!, pues el resultado es
ser feliz en tu vida, y estoy seguro que
merece la pena. Tengo plena confianza en
que tu también encontrarás tu propia
vocación, y serás verdaderamente feliz.
Y si yo te he podido ayudar en algo,
aunque sea muy poco, también me siento
feliz y agradecido por tu confianza.
Reflexión y
diálogo:
¿Crees que Dios te
ha dado una vocación
para ser feliz?
¿Qué estar dispuesto
a “hacer” para
encontrarla y
vivirla?
 |