Recordarás que al
principio, en la presentación de estos
apartados de “profundizar”, te decía que
toda nuestra reflexión y comentarios
eran desde la perspectiva cristiana,
pues de no ser así no tenía sentido
nada. Pues bien, te lo vuelvo a recordar
aquí, dado que en este punto de nuestro
camino juntos lo que a continuación
veremos solo se comprende desde la fe y
nuestra opción por seguir a Jesús. Te
anuncio que este panel está relacionado
con el siguiente sobre el
“discernimiento vocacional”. Ambos se
complementan, pues en definitiva buscan
la voluntad de Dios sobre tu vida y tu
vocación.
Comienzo diciéndote
que Si deseas vivir tu
vocación humana y cristiana, y
eres sincero y valiente contigo
mismo, antes o después tienes que
preguntarle a Jesús varias
cosas. Y como es lógico, intentar saber
que te dice Él. Esa es la vida del
cristiano, saber y hacer la voluntad de
Dios. Te diré tres preguntas, aunque tal
vez pueda haber otras. Pero creo que
están muy pensadas y recogen todo lo
esencial. Veámoslas.
La primera:
Señor, ¿Qué quieres que haga con
y en mi vida? Amigo, cae
en la cuenta que buscas lo que Jesús
quiere, y que no necesariamente tiene
que coincidir con lo que tú quieres o te
gustaría para tu vida y la forma de
vivirla.
La segunda: Señor, ¿Cuál es mi vocación?
¿A la que Tú me llamas? Y vuelvo a
decirte que no necesariamente tiene que
coincidir con tus planes, aunque Él
siempre respetará tu decisión y
respuesta.
Y la tercera: Señor, ¿Dónde podré
servirte a Ti y a los demás
más y mejor? Está, valga
la expresión, tiene truco. Pues no es
sólo preguntarle “dónde podré servirte”,
sino que lo esencial es “más y mejor”,
lógicamente según tu propia
personalidad, tus talentos y tus
limitaciones. Es decir, no te conformes
con “lo mínimo”, con cumplir. Intenta
ser lo más generoso posible, en eso
consiste ser cristiano, y seguir el
ejemplo de Jesús. Ah, yo te he hablado
de alguna vocación en especial. No,
¿verdad? Pues, ya sabes. Todas son
iguales y necesarias para Dios, pero
cada uno tenemos que descubrir a cuál
nos llama Él, y esa será la “más y
mejor”.
Reflexión y
diálogo:
¿Alguna vez en serio
le has hecho estás
tres preguntas a
Jesús?
¿Qué disponibilidad
tienes para aceptar
lo que te pudiera
decir Jesús?
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