Después de haber
conocido lo fundamental de cada
vocación, vamos ahora a dar un paso más
adelante, cumpliendo mi palabra, valga
la broma, de complicarte un poco la
vida. Me explico. Hemos visto hasta aquí
el tema vocacional “desde fuera”, en
teoría. Ahora lo veremos “desde dentro”,
interpelando tu vida, y más
concretamente interpelándote a ti mismo
sobre tu vida, sobre tu vocación.
Comenzaré afirmando
algo muy importante para mi, y que
constituye todo el sentido de mi propia
vocación, de mi pertenencia a la Iglesia
y de mi trabajo-servicio en el campo
vocacional: Toda vocación procede
de Dios: Matrimonio,
Sacerdote, Laico
Consagrado y Religioso.
Es más, estoy plenamente convencido de
que todas las vocaciones son iguales
ante Dios. Para Él no existen vocaciones
de primera categoría y vocaciones de
segunda categoría. Todos somos hijos de
Dios y a todos nos llama a la santidad,
a vivir su amor y a dar testimonio de
nuestra fe. Por lo tanto para Dios todas
las vocaciones son igualmente
importantes, sólo varia la forma de
vivir de cada uno de nosotros; con los
dones, los talentos, los carismas, etc.
que el Espíritu Santo nos ha dado
vivimos nuestra común vocación humana y
cristiana. ¿Cuál es la mejor para cada
uno? La suya propia y personal, a la que
Dios nos llame. Esa es la mejor para
cada uno de nosotros.
Además te diré otra cosa de la que
también estoy profundamente convencido:
todas las vocaciones son
necesarias en la Iglesia. Ninguna puede faltar y de ninguna podemos prescindir. El
Pueblo de Dios lo formamos todos, y
ninguno es más importante que otro. Es
verdad que se dice mucho y con
insistencia que en la iglesia hacen
falta sacerdotes, religiosos, laicos
consagrados. Es cierto, no lo niego.
Pero también es cierto que hacen falta,
y yo creo que más, auténticos
matrimonios cristianos, auténticas
familias cristianas que quieran vivir la
fe cristiana de forma comprometida y
valiente. Por eso tenemos, y te invito a
ti también, a valorar a todas las
vocaciones particulares por igual.
Reconociendo lo original y
complementario de cada una de ellas.
Pero por encima de todo viviendo y
defendiendo el sentido de único y sólo
Pueblo de Dios, comunidad de creyentes
vocacionados.
Reflexión y
diálogo:
¿Crees que todas las
vocaciones son
iguales y
necesarias?
 |