Para terminar baste recordar que el
sacerdote no ha de considerarse como un
ser superior, ni especial, es un llamado
de entre los hombres para los
hombres, o sea, un cristiano más
que en medio de todos intenta ser
“intermediario” entre Dios y las
personas, pero reconociendo su realidad
y limitación, y pidiendo la ayuda
continua de Dios. Y todo ello lo hace
compartiendo un apostolado en
corresponsabilidad, en unión y
colaboración entre el sacerdote y los
demás cristianos, y para ello es
imprescindible que esté siempre en
actitud de disponibilidad para
todos, pues sólo así tendrá
sentido su sacerdocio.
Reflexión y
diálogo:
¿Conoces a
sacerdotes que se
entreguen totalmente
a los demás?
¿Existe una real
corresponsabilidad
entre el sacerdote y
los fieles?
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