Antes de empezar a explicarte esta
vocación , quiero aclararte que me
referiré a los sacerdotes diocesanos, y
no a religiosos que también están
ordenados sacerdotes. Pues como ya
veremos luego para los religiosos, su
vocación es la vida religiosa, siendo el
sacerdocio un ministerio para el
servicio del pueblo de Dios. Mientras
que para los sacerdotes diocesanos dicho
ministerio constituye la esencia de su
propia vocación sacerdotal.
Hecha esta ac1aración previa, comenzaré
diciendo que el sacerdote es un
hombre llamado, por Jesús,
a ser todo para todos. Y digo
“hombre" porque la Iglesia considera
só1o a los varones receptores de la
vocación sacerdotal, excluyendo de ella
a las mujeres, sin que esto signifique
infravaloración y marginación, pues es
una cuestión bíblico-teológica y de la
Tradición de la Iglesia.
Para poder ser sacerdote la Iglesia pone
una serie de requisitos,
con el fin de poder ella aceptar la
validez de dicha vocación sacerdotal :
- Ser un hombre bueno y maduro,
humana y cristianamente. No se pretende
buscar a “superhombres” , pero sí que
tenga un mínima madurez y bondad para
poder ayudar eficazmente a los demás.
- Adquirir una formación teológica,
no con el fin de tener un “título
académico”, sino el de estar preparados
para ayudar más y mejor a quien lo
necesite.
- Y 1ógicamente el recibir el
sacramento del orden, por medio
de un Obispo: Dicho sacramento se da
con la Imposición de manos y de la
Oración de consagración.
Ahora quiero explicarte algo que es
causa de confusión. El sacramento
del orden imprime carácter,
es decir, la persona que lo ha recibido
es sacerdote para toda la vida. Otro
tema distinto es el que lo ejerza o no;
por ejemplo, cuando un sacerdote ha
pedido permiso para casarse, la Iglesia
se lo concede con la condición de no
ejercer como sacerdote. Pero siempre
seguirá siendo sacerdote, y en caso de
una emergencia, como puede ser cuando
una persona se esté muriendo y no pueda
asistirla otro sacerdote, él puede
confesarla o administrarle los último
sacramentos válida y lícitamente. Amigo,
estoy también seguro que ahora mismo te
estás haciendo muchas preguntas. Yo
también. Pero por encima de nuestras
preguntas y opiniones está el amor y la
fidelidad a lo que diga Iglesia. Me
gustaría extenderme más pero no puedo,
pues daría para varios un libros.
En otra ocasión ya te dije que resumir
demasiado mis explicaciones puede ser
algo irresponsable y atrevido por mi
parte. Pues bien ahora, ocurre otra vez
lo mismo, dado que tengo que exponerte
las características o misiones del
sacerdote. Veámoslas a continuación:
- Todo para todos
(celibato y disponibilidad). Una de las
características más conocidas del
sacerdote es su celibato, o dicho
comúnmente el no poder casarse. Entre
otras razones teológicas y espirituales,
como por ejemplo, la imitación de Jesús
célibe, sobresale la pastoral, por la
que el celibato facilita al máximo la
disponibilidad y posibilidades para
entregarse totalmente al servicio de los
demás.
- Representar a Cristo y a la
Iglesia, con sencillez y
alegría, siendo por lo tanto la cabeza
visible de la Iglesia en la comunidad
cristiana. De ahí que de alguna manera
deba de exigirse a sí mismo mayor
fidelidad y ejemplo de vida.
- Presidir y servir a la comunidad,
a los hermanos. Cuando la fe se celebra
se necesita de alguien que la anime y
presida. Y éste es uno de los servicios
que el sacerdote presta con mayor
frecuencia.
- Y debe orar, para
experimentar y llenarse de Dios. Una
frase famosa dice: “quien no habla con
Dios, no puede hablar de Dios". La
oración es el fundamento esencial de
todo cristiano, y mucho más de un
sacerdote al que se le pide orientación
y ayuda para vivir la fe.
Reflexión y
diálogo:
¿Piensas que un
sacerdote debe ser
un hombre normal o
especial?
¿Qué te parecen los
requisitos pedidos
para ser sacerdote?
¿Sabías que el
sacramento del orden
“imprime carácter”
(para siempre)?
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